Nosotros

Mi foto
deleitesliterarios@gmail.com

lunes, 18 de noviembre de 2013

La niña desdichada de Edward Gorey



La niña desdichada 
Autor: Edward Gorey
Editorial: Libros del Zorro Rojo, 2010. 
Cartoné. 64 págs. 

La niña desdichada es una reformulación del relato de la huerfanita sufriente, un argumento que permite a Gorey practicar una crueldad extrema sobre las carnes de una tierna infante que pasa de la vida llena de amor de su bien situada familia, a ser vendida a un borracho desalmado que la obliga a trabajar en un ambiente abyecto y miserable. Por algún motivo, los niños son a menudo blanco de las obsesiones de Gorey, como demuestran esa pequeña maravilla titulada The gashlycrumb tinies o mismamente La bicicleta epipléjica, también editada recientemente por Libros del Zorro Rojo. Gorey aprovecha su inocencia y su incapacidad de defensa para presentar como inevitables todas las desgracias que se ciernen sobre ellos. Y el lector, consciente de ello, no deja de sufrir por ellos desde el primer momento, antes incluso de que la calamidad los alcance. De hecho, en La niña desdichada, encontraremos pequeños demonios semiocultos en las viñetas que anticipan el desastre, al parecer invisibles para los personajes pero muy visibles para los lectores.




A pesar del estilo de dibujo tan estilizado y particular –malsano, gótico, timburtonesco, aunque en realidad es Tim Burton quien sería goreico- y de lo absurdo y desaforado de las situaciones, hay en la obra de Gorey una mezcla de realismo y ficción que proviene, probablemente, de la semejanza de su trabajo con una obra de teatro y de sus protagonistas con actores de carne y hueso, pero también de su parecido con un guiñol -de nuevo Punch- y sus muñecos articulados. Los decorados, la puesta en escena en viñetas unitarias y de un mismo tamaño, los personajes, siempre dibujados de cuerpo entero, a una misma distaincia del lector, dan la sensación de estar representando el drama de la vida en directo. Si a eso sumamos algunos elementos, digámoslo así, sociales y victoriano-eduardianos, que aparecen en este La niña desdichada –la diferencia entre clases sociales, la revolución industrial materializada en fábricas y automóviles, el colonialismo-, la sensación de verosimilitud es demasiado intensa como para no resultar inquietante, especialmente si consideramos la falta de fe de Gorey en la condición humana. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario